miércoles, 10 de noviembre de 2010

los VIERNES de los KANTUESO



gran CHULETONADA 8 octubre 2010

miércoles, 3 de febrero de 2010

EL ROYO- ERMITA DE LA VIRGEN DEL CASTILLO

Como nos había sabido a poco la ruta del sábado, el domingo 30 nos fuimos en plan paseo a subir desde el Royo a la ermita de la Virgen del Castillo. Muy recomendable tanto por el trayecto como por las vistas desde ese mágico lugar.
Salimos desde las eras del Royo dirección al monte. El día estaba frío y dejaba escapar de vez en cuando alguna chispa de nieve.


Lentamente asciende entre matas de roble y alguna de pino, por un camino a tramos empedrado.

En este espolón rocoso se asienta la ermita de la Virgen del Castillo, pero varios siglos antes de Cristo ya eligieron este lugar un grupo de personas para construir un castro. Fácil defensa, difícil acceso. Desde pequeño conozco este lugar y siempre he pensado que era especial.



Desde la torre de la ermita,la vista hacia el sur de la Vega Cintora, la llanada del Duero desde el embalse de la Cuerda del Pozo hasta Hinojosa,es espléndida.






Y hacia el oeste no desmerece tampoco, con el pantano en primer término.



El descenso hacia el punto de partida fue rápido, con el sol saliendo tímidamente.








RUTA DURUELO- CASTROVIEJO

El pasado sábado, dadas unas previsiones meteorológicas bastante negativas, optamos por una ruta corta pero "pata negra". Subir desde Duruelo a Castroviejo será posiblemente uno de los senderos más agradecidos de toda la provincia. Pinos, rocas y nieve para una mañana de enero.

Salimos de Duruelo enfilando rumbo norte por el paraje que aqui conocen como "las huertas". Por la noche había nevado así que salimos pisando nieve desde el propio pueblo.



Pronto nos adentramos en el pinar. Como se puede ver en este primer tramo coinciden el G.R. 86 hacia Urbión y un P.R. hacia Entreambascuerdas. Pronto se separan.



El recorrido es cómodo hasta que cruzamos un arroyo que viene de Castroviejo. Aquí la cosa se empina un poco.



Castroviejo es aún más espectacular si cabe con nieve. Como si fuera un escenario de película fantástica, las talladas rocas y los pinos centenarios encajan a la perfección.


Es un mágnifico balcón al valle del Duero que acaba de nacer. En primer término Duruelo, a la izquierda Covaleda y como telón de fondo, la sierra del Resomo.



Cerca está la Cueva Serena y su cascada. Igual pasa aquí. La nieve y el hielo todavía construyen formas más caprichosas.






El descenso fue rápido, pista abajo. Tan solo hubo que destacar un pequeño resbalón con sentada en el agua incluida y unos cuantos mastines celosos de su rebaño.


















lunes, 25 de enero de 2010

RUTA LAYNA-JUDES-LAYNA

Esta era una de esas rutas a la que teníamos ganas. A pesar de estar dentro de los límites provinciales, la larga distancia a la que estan estos pueblos, más allá de Medinaceli, nos hacía perezosos a realizarla. Pero animados por uno de los colegas (que al final curiosamente no pudo venir) nos decidimos a recorrer los 12 kilómetros que separan las localidades de Layna y Judes. pueblos de sonoros nombres, ásperos páramos y espesos sabinares.
Nos desplazamos temprano hasta "donde Cristo perdió el mechero" como se dice popularmente y a las 10 (+-) estábamos en marcha, un poco temerosos porque muchos hombres de verde y con escopetas salían de Layna a la vez que nosotros. La primera parte tras ascender al cerro con las antenas de telecomunicaciones este pueblo trasncurría inicialmente por un austero páramo (por donde seguro se agazapaba alguna Alondra de Dupont) y después se adentraba en el encinar. Todo esto lleno de piedras calizas y barro que convertía la marcha en un poco más incómoda.



El trayecto tenía una sucesión paisajística similar: monte con más o menos arbolado y valle con cultivos, y así hasta entrar en los dominios de la sabina.


La foto que hay a continuación es curiosa. La podéis ampliar un poco más. Ese punto negro de la izquierda es Bondi, mi perro. El otro punto más pequeño del fondo, casi fuera del sembrado, casi en la sabina es un "peaso" jabali que a duras penas corría entre el barro de la finca.


Esta es una pamorámica de la famosa laguna de Judes. Un poco "judas", porque no había ni gota de agua. Más tarde nos enteramos que ya hace más de 7 años que no la ven con líquido.

Llegamos a Judes y nos sorprendio gratamente su arquitectura tradicional y la amabilidad de sus vecinos. Aunque normalmente no hay muchos vecinos, la cacería había animado el fin de semana.


Este azulejo a la salida del pueblo me resulta muy típico. En San Pedro Manrique todavía lo conservan cuando entras desde Bea. Me hace gracia lo de "Partido de Medinaceli"


Después de unos parloteos en el bar con los autóctonos y de reponer fuerzas, retomamos el camino desandando nuestros pasos. El día se volvió un poco más gris, pues la niebla, a girones, cubría los campos.


El agua caida había espabilado un poco el suelo, se notaba la hierba más verde que hace unos pocos meses.



Poco a poco recorrimos los 24 kilómetros que tenía el paseo. Aprendimos varias lecciones. Una, que las lagunas endorraicas (como es la de Judes) no son de fiar. Dos, que no había que hacer caso a la señalización del G.R. al que pertenece esta etapa, pues marcaba la mitad de kilómetros. Y tres, que no hay que cruzar los campos cuando hace tan poco que han tenido nieve. Una bonita foto de nuestras botas es testigo de ello.






























lunes, 18 de enero de 2010

RUTA POR LA CARA SUR DE ALCARAMA

Reanudamos el blog Kantueso, esperando que el resto de miembros se animen este año a publicar sus cosas. El domingo 17 nos marchamo los trotamontes en busca de una zona en la que no nos lloviera. Y entre varias opciones, la moneda que lanzamos al aire eligió las Tierras Altas. Nos dirigimos a recorrer sin mapas los barrancos de la cara sur de la sierra de Alcarama.
Partimos de las Fuesas, pueblo intermitentemente abandonado y pronto nos encontramos el cercano Castijo de San Pedro, que parece tallado en la roca de la montaña.


Siguiendo el valle que asciendo por su lado este, fuimos ganando altura. Por el camino nos encontramos numerosos ejemplos de construcciones ganaderas, ricos ejemplos de arquitectura popular funcional herencia de un pasado mesteño.

La zona esta plagada de pistas forestales y senderos señalizados. Por un lado siempre existe una vía de escape, pero por otro resulta en ocasiones difícil decidir que dirección tomar.



Siguiendo un muy poco frecuentado sendero de Pequeño Recorrido llegamos al Collado de la Mesta, entre nubes bajas y un tímido sol.




Pero no habíamos llegado al techo de la ruta. Nos quedaba subir hasta la pista de aterrizaje de los helicópteros, a casi 1.500 metros de altura, 600 por encima de donde habíamos comenzado.



Este lugar es un buen balcón a las Tierras de San Pedro Manrique y los valles del sur de Alcarama. Y sin duda un excelente sitio para ver ciervos. Veriamos a lo largo de la mañana más de veinte cervunos, pero nos impresionó esta manada con más de 12 individuos.

Regresamos a la "civilización" por el pueblo de Sarnago, donde se ven claros síntomas de recuperación de las calles y varias casas por parte de los vecinos. Siempre siento esa sensación de ser observado en estos lugares deshabitados, como si las casas abandonadas siguieran con vida propia.

El largo descenso se acentúa a medida que nos acercamos al Vallejo. Valdelavilla se intuye a nuestra derecha.


Ya en el fondo del valle, nos acercamos a un curioso pozo y comprobamos como la tierra esta agradeciendo las lluvias de este invierno.



Y poco quedaba ya para llegar a nuestro destino, las Fuesas, punto de partida de la ruta y lugar de gratos recuerdos para muchos de nuestro grupo. ¿para cuando un nuevo Festifuesas?.















martes, 13 de octubre de 2009

EL HAYEDO DE DIUSTES


El pino es el mar
y el cieloy la montaña: el planeta.
La palmera es el desierto,
el sol y la lejanía:la sed;
una fuente fríasoñada
en el campo yerto.
Las hayas son la leyenda.
Alguien, en las viejas hayas,
leía una historia horrenda
de crímenes y batallas.
¿Quién ha visto sin temblar
un hayedo en un pinar?
Antonio Machado

Ayer lunes, aprovechando este día festivo del Pilar, nos acercamos hasta las tierras altas. no queríamos subir ningún pico, hacer algo suavecito, pues la vendimia del pasado sábado nos había regalado unas agujetas considerables. además, queríamos ver los colores del otoó. y que mejor lugar que un hayedo, y si además es tan hermoso como el de Diustes, pues tenemos la combinación perfecta.

Salimos del pueblo siguiendo el G.R. 86 que va por el límite entre las hayas y los pinos. La vista del pueblo nos da una idea de su localización privilegiada. Que pena que en esta época la belleza y nuestra forma de vida actual estén tan reñidos, pues sin duda este es un lugar donde si las cosas fueran de otra manera, nos deberíamos dar de tortas por poder vivir.


Poco a poco el hayedo va quedando atrás, con sus canchales y hojas multicolores



Cuando se corona la divisoria entre el valle del río Ostaza y el Baos se tiene una buena panorámica de gran parte de esta comarca que tan acertadamente se describió como "la piel primitiva".


A pesar de la sequía de este año, nos fue grato encontrarnos varias especies de setas, entre las acículas caídas de los pinos, pintando de varios colores el suelo.


Tras asecender hasta el cerro Pinoso, que supera los mil seiscientos metros de altura, desandamos los pasos hasta donde coronaba el G.R. y seguimos dirección este hasta que decidimos descender por un punto indeterminado del hayedo. Hay que ir rodeando los canchales, tan incómodos de andar.


El suelo es una alfombra mullida de hojas queno paran de caer.


A medida que se pierde altura las hayas ganan en dimensiones. Es un bosque limpio de maleza, evocador, pintoresco.


Desembocamos en la salida del pueblo de Camporredondo. Un suave paseo, de indudable encanto nos llevaba por la linde del hayedo hasta Diustes.


Me encanta la arquitectura serrana, tan geométrica, tan austera y efectiva.


Al regreso quise retratar la carretera que lleva hasta Yangüas. Flanqueda por árboles, prece detenida en el tiempo, tal y como eran antes muchas calzadas.


Animaros. A unos 45 minutos de Soria se puede disfrutar de este paisaje que el otoño pinta con su especial maestría.